Según Chomsky (1990), los medios de comunicación masivos actúan como transmisores de mensajes hacia el ciudadano promedio. Por lo tanto su función principal es entretener, informar e impartir valores y códigos de comportamiento que propiciarán que los individuos se moldeen a las estructuras sociales. Todo ello se ve reflejado en el control ejercido por las macroempresas de comunicación, que procuran mayor poderío sobre las masas, que necesitan ser cegadas y distraídas de la realidad. La manipulación mediática surge del interés de los grupos dominantes por conformar una conciencia colectiva, lo que Chomsky explica con sus propias palabras:
Chomsky, en cambio, no es el autor de «las 10 estrategias de manipulación mediática», texto que se ha convertido en un fenómeno viral en Internet. El verdadero autor es el francés Sylvain Timsit. El documento fue publicado por primera vez en francés, en 2002, con el título original «Stratégies de manipulation», en la web syti.net.1 El copyright del texto es de esa fecha y de dicho lugar y el texto todavía se encuentra en el sitio web de origen. El origen de la falsa atribución a Chomsky, estaría en el error que en su día cometió la agencia Pressenza,2 según ha manifestado Timsit.
Breve resumen:
1. La estrategia de la distracción.
Desviar la atención del público de los problemas importantes de la sociedad y de las decisiones tomadas por las élites político-económicas, mediante el bombardeo continuo de informaciones llamativas, pero insignificantes. Impide al público interesarse y centrarse en la adquisición de los conocimientos esenciales en materias vitales: ciencia, tecnología, economía, psicología, …
Mantener al público ocupado, sin tiempo para pensar por sí mismo.
2. Crear problemas para, después, ofrecer soluciones.
Problema – reacción – solución. Se crea un “problema controlado” para que el público, ante sus “efectos”, demande una “solución” que interesa a la clase dominante.
3. Estrategia de la gradualidad.
Aplicar una medida dura, – inaceptable de ser aplicada en su totalidad de forma inmediata, – poquito a poco, “despacito, despacito, …“ [1] en períodos sucesivos.
4. La estrategia de diferir.
Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato.
Se presenta una decisión impopular hoy como “imprescindible, dolorosa y necesaria”, obteniendo así su aceptación pública, para su aplicación en un futuro no muy lejano.
La masa espera ingenuamente que “todo tiende a mejorar” y que el sacrificio anunciado podrá ser evitado. Se acostumbra a la idea del cambio y lo acepta resignada cuando llega el momento.
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
Mensajes simples – contenido, argumento, personaje, entonación, … – para personas de edad mental de 12 años. Emocionantes y sugestivos, de fácil asimilación y de previsible y controlable reacción, desprovista de sentido crítico.
6. Motivar por la emoción y no por la reflexión.
La emoción – los sentimientos: ira, alegría, envidia, odio, etc. – impide el análisis racional y el sentido crítico de las personas. El registro emocional graba en el inconsciente ideas, deseos, miedos, temores, … que inducen comportamientos.
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
La educación dada a la masa debe ser la más simple y mediocre, de manera que siempre se la mantenga en la ignorancia de la tecnología y alejada del conocimiento de los medios necesarios para su control.
8. Estimular al público para que desee la mediocridad de la igualdad.
Lo mediocre, al ser mayoritario, es lo deseable en defensa de la “igualdad”. Por ello, se debe promover a que la masa crea que “la moda” es ser estúpido, vulgar, inculto, …
9. Reforzar la auto culpabilidad.
Hacer creer a cada individuo que sólo él es el culpable de su propia desgracia, por la insuficiencia de su inteligencia, de su capacidad y/o de su esfuerzo…
Se le genera así un estado depresivo de autoinculpación y baja autoestima, que le inhibe para la acción.
Y, sin acción, no hay ni evolución ni revolución.
10. Conocer a los individuos mejor que lo que ellos mismos se conocen.
Gracias a las nuevas ciencias y tecnologías, – biología, psicología, TIC y Big Data, etc. – las élites del “sistema” consiguen tener un conocimiento avanzado del comportamiento del ser humano.
Conocen mejor al “individuo medio (mediocre)” mejor de lo que cada persona se conoce a sí misma.
Así, “el sistema” ejerce un poder sobre los individuos mayor que el control de cada persona sobre sí misma.
Vídeo original de: / @marbellatomalaplaza
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